Brumas inglesas

He querido reconstruir mi visión sentimental de los ochenta con canciones de grupos ingleses por los que siento una exagerada devoción que quiero compartir con todo el mundo.
Descubrir estas canciones ha sido un privilegio que debo tanto al azar como a mi afán investigador. Lo que más valoro de estas canciones es que no son sólo preciosas sino que parecen conpartir un misterio común, como si cada una de ellas hablara de las otras, o como si fueran las páginas arrancadas a un misterioso texto sagrado.

Yo me he puesto a buscar y releer esos textos de mi visión sentimental de ese paisaje perdido de los ochenta. Poco a poco voy releyendo ese libro como el que reconstruye una ciudad en ruinas. Esa ciudad es mi memoria perdida de los ochenta, mi vida no vivida, mis canciones no escuchadas.

Toda religión tiene sus dioses. Si pudiera elegir a mis dioses mayores de los ochenta, elegiría a la trinidad formada por Joy Division, The Durutti Column y Talk Talk. En la medida en que estos tres grupos, cada uno a su manera, han dejado una gran huella en generaciones posteriores, también podríamos tirar de los hilos e ir descubriendo a sus hijos, a sus descendientes, hasta completar toda una teogonía de la música brumosa inglesa inspirada en esos ochenta.

Una de las cosas más asombrosas musicalmente de los ochenta es que a pesar de todo el revivalismo (sobre todo con la fiebre post-punk o punk-funk de hace pocos años), parece una época que nunca hubiera desaparecido pero se mantuviera sumergida, como si una línea se hubiera mantenido oculta y fuera revelada en pequeños grupos. Podemos hablar pues de una continuidad, una reproducción de mitos que se mantuvieran y se renovaran como los recuerdos de una edad de oro que se resistiera a desaparecer. Entre los grupos que en los noventa siguieron entregándose a renovar toda esa mitología de los ochenta (entre toda la marea del llamado brit-pop de los noventa) destacaría en primer lugar a dos grupos hermanos, nacidos de un mismo tronco: Bark Psychosis, cuyo disco Hex grabado en 1994 sigue siendo uno de los objetos más preciosos de esa época, con canciones que parecen preciosos paisajes que no se dejan apresar, como si los viéramos desde la ventanilla de un tren. "The Loom" o "A Street Scene" son dos ejemplos. El otro, Disco Inferno, grabó dos excelentes discos, y desapareció entre el culto minoritario y el menosprecio popular (como si fuese una herejía entre la ortodoxia brit-pop). De la banda de Ian Crause (un personaje que parece poseído por el espíritu de Ian Curtis, como si fuera su hermano secreto cabalgando sobre las canciones de New Order), destacaría dos canciones de su disco Technicolour (1996): "When the story breaks" y "Over and Over". También a caballo entre los ochenta y los noventa apareció otro grupo de gran devoción herética que resume bien esta transición entre las dos décadas: The Field Mice. De espíritu mucho más pop que los anteriores grupos, lo incluyo en nuestro viaje por el tono otoñal de sus canciones, que bebían tanto del pop luminoso (como la mayoría de grupos de Sarah Records -pienso en los estupendos The Orchids, por ejemplo-) como de la psicodelia y la música de pop electrónico (como el movimiento que había en Manchester en esa época o a los grupos de psicodelia pop tipo My Bloody Valentine). De su pequeño y hermoso catálogo elijo para mi viaje "If You Need Someone", una joya que apareció en un EP de 1990. Y, por supuesto, de nuestra ciudad imaginaria de los ochenta, me quedo también con otra de las canciones más bonitas de los noventa, la que grabó el líder de Field Mice, Bob Wratten, con el grupo que tiene ahora, Trembling Blue Stars, una canción de su primer disco que se llamaba "Abba on the jukebox" con la que habremos alcanzado una de las estaciones más bonitas de nuestro viaje.

Si avanzamos unos años más hasta llegar a finales de los noventa encontraremos otros grupos deudores de los anteriores, y que reflejan con gran belleza esa visión romántica de los ochenta, toda la melancolía de la vida urbana. En primer lugar, Piano Magic y "Crown State" -de su disco Low Birth Weight (1999)-, canción de ritmo perezoso y de una belleza brumosa, ideal para un día gris. Del mismo año es "Between Two Points" de los Montgolfier Brothers, no los inventores del primer globo aerostático, sino el grupo del cantante Roger Quigley y el guitarrista Mark Trammer, en un tema de su primer disco, ideal para los amantes del otoño urbano al igual que la que abría el disco Cold House (2001) de Hood: "They Removed All Traces That Anything Had...". Acabamos este viaje hacia la ciudad perdida de los ochenta con el grupo de Londres The Clientele y una canción titulada "K" de su reciente disco Strange Geometry. Las canciones de The Clientele nos hablan de redescubrir la ciudad, de explorar el Londres oculto, mágico, de ensueño ("la ciudad de los encuentros y las resurrecciones" según Arthur Machen), recorrer las calles para reconocerse a sí mismo, perderse en la multitud, explorar esa ciudad fantasmal con toda su arquitectura onírica y fantasmagórica de la que nos hablaba Benjamin en sus ensayos sobre el flaneur, y que también retrataba Delvaux (que utilizan The Clientele en la portada de su disco) en sus cuadros con figuras desnudas, estáticas, frías, mezcla de erotismo y muerte. Bajo las extrañas luces de esa ciudad fantasmal habremos llegado a las puertas de la ciudad en ruinas, ya sólo queda aguardar a que se incendie la tarde y nos deje con sus cenizas, a que la ciudad se apague y quedemos solos oyendo el leve ruido del fondo del mar fundiéndose a cámara lenta con nuestro sueño, donde vemos los huesos rotos de un barca, una caída al fondo del mar, hasta descender poco a poco a nuestra isla desierta, a las ruinas del soñar de esa ciudad.

Pienso en mi vida como la historia de un hombre que decidió convertirse en su propio paisaje. Cuando un hombre se transforma en el único paisaje posible de sí mismo es cuando alcanza la sagrada forma de la soledad

Glenn Gould en un cuento de Rodrigo Fresán

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
la línea durruti column-talk talk-bark psychosis--hood-the montgolfier brothers , sí, forman una escena invisible y evanescente

añadamos nick drake-flying saucer attack-roy montgomery y ya tenemos el grueso de mi educación sentimental

"Soy todo yo una vaga añoranza del presente, anónima, prolija e incomprendida."
Fernando Pessoa
pablo rosenzvaig ha dicho que…
yo me sumo con algunos temas de prefab sprout.

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