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Mostrando entradas de julio, 2005

Notas sobre unas notas de Piglia sobre unas notas de Macedonio sobre unas notas de Schopenhauer sobre otras notas

Piglia escribe, leo. Piglia lee a Macedonio Fernández, que escribe en los márgenes y habla en juicios: Macedonio fiscal. Macedonio escritor que no escribe, dice Piglia, leo, sino en los márgenes de un libro de Schopenhauer: "yo soy el que mejor ha sentido el asombroso desamparo de su lenguaje en sus relaciones con el pensar. En verdad, me pierdo en mi pensar como quien sueña, como quien entra súbitamente a su pensamiento. Yo soy el que conoce las delicias de la pérdida"

Literatura y exilio: Roberto Bolaño

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Bolaño lector, Bolaño escritor, Bolaño autobiógrafo, Bolaño fabulador Arturo Belano: un personaje creado por su autor convertido en el autor de su personaje: Roberto Bolaño. Un personaje salido del mundo Un personaje con una sombra que deambulaba por el mundo: la de un escritor nacido en Chile en 1953 y muerto en 2003, escrito por su autor: Arturo Belano la obra de Belano: Un personaje desertado de la novela del mundo y del nuestro se pone a escribir. Del otro lado, la ficción: una clave para acceder al mundo todas las mañanas, unos códigos con la que explicamos a los demás quiénes son y que nos explican cómo somos, y cuál es nuestro papel, un cursillo de un mes para mecanografiar nuestra vida real, y un sillón cómodo para asistir con nuestro mando a distancia a la suspensión de la vida, para asistir a la coronación de nuestra vida, al simulacro de deseos, identidades y conflictos que eludan lo terrorífico: el ser personajes de un narrador, que tal vez sea un escritor de malos rela

Vineland

Estados Unidos. Ciudad de Los Ángeles. Años 60. En California, gobierna el exactor Ronald Reagan y los estadounidenses se curan el ansia de la Guerra Fría, la amenaza nuclear, las pesadillas rojas y los misiles de Castro viendo los shows televisivos de la noche. Mientras, en los subterráneos, como salidos de las vainas de la invasión de los ladrones de cuerpos, los hijos del sueño americano son poseídos, en una mala pesadilla de ciencia ficción, por el virus y sudor de los beatniks y de la contracultura, arrojándose a lo maligno y a la drogadicción, experimentando con LSD, y pervirtíéndose en comunas hippies, mediante el amor libre y la música psicodélica... Además las calles humeantes de las carreras de los huelguistas y los policías, las pelotas de goma y la lucha negra de los Panteras Negras y la Nación del Islam amenazan un incendio. Y las balas de Texas aún no han derribado al Presidente amigo de los negros y de los rojos (algo menos para los gaseados con Napalm en Vietnam). Norte

American Music Club

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"The California sun always shine but San Francisco is a cold place" Mark Eitzel formó en San Francisco el Club de la Música Americana (o yanqui si os dan reparo las sinécdoques imperialistas) a mediados de los ochenta. Entonces gobernaba en la Casa Blanca Ronald Reagan (antes de los dos Bush y de Clinton), y al bueno de Mark no se le ocurría otra cosa que celebrar los éxitos de la política exterior, los milagros de la economía y el Día de la Patria saboreando la amargura de los licores de alta graduación y la amargura de escribir canciones. Vamos, un exiliado en su país. Entonces lo que se cocía musicalmente en los Estados Unidos entre las clases medias blancas menos patriotas era el sonido duro del hardcore punk, o el garaje punk, o el noise (incluso Mark Eitzel tenía su banda: The Naked Skinnies), que se repartían en sellos independientes como SST (Black Flag, Bad Brains, Hüsker Dü, Sonic Youth, Dinosaur Jr., Descendents, Meat Puppets, Minutemen...), Dischord (Minor Threat

Scott Walker

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Quiero hablaros de un disco: el tercero que grabó Scott Walker en solitario, tras sus aventuras en los Walker Brothers. Oí hablar de él como muchos de vosotros por los elogios de muchos artistas ingleses en los ochenta y a comienzos de los noventa, de gente como Marc Almond, Julian Cope (Teardrop Explodes), Jarvis Cocker (de Pulp) o Neil Hannon (The Divine Comedy) , que intentaron dotar a la música pop de un sentido de mayor teatralidad. Luego oí a un Scott Walker ya mayor, aunque recuperado para los críticos con su disco Tilt , en una canción para la película Toxic Affair , en colaboración con Goran Bregovic. Así que cuando me hice con su tercer disco, grabado en 1969, confiaba en que iría llenando mi tiempo con su voz de crooner, su orquestación elegante, casi cinematográfica, sus querencias por Jacques Brel, y con sus canciones pop que hablaban de amantes, del dulce sabor de los besos en verano, de ciudades luminosas, que invitaban a cambiar mis discos de The Divine Comedy por unos
"Todo es escritura, es decir fábula. ¿Pero de qué nos sirve la verdad que tranquiliza al propietario honesto? Nuestra verdad posible tiene que ser la invención". Del primer capítulo de Rayuela de Julio Cortázar Saludos a la blogosfera